El aumento de la fricción (el corazón del frenado) requiere un compuesto increíblemente duro. La cerámica de carbono es fuerte, excepcionalmente liviana y resistente al calor, una lección aprendida de las carreras. El peso más ligero del sistema de frenos reduce el peso no suspendido, lo que mejora el manejo y la respuesta de la dirección.